La envidia es la religión de los mediocres.
Los reconforta, responde a las inquietudes que los roen por dentro, y, en último término, les pudre el alma y les permite justificar su mezquindad y su codicia hasta creer que son virtudes y que las puertas del cielo sólo se abrirán para ellos, que pasan por la vida sin dejar más huella que sus trapaceros intentos de hacer de menos a los demás y de excluir, y a ser posible destruir, a quienes, por mero hecho de existir y de ser quienes son, ponen en evidencia su pobreza de espíritu, mente y redaños.
Bienaventurado aquel al que ladran los cretinos, porque su alma nunca les pertenecerá.
2 comentarios:
Mala compañia la envidia ,mejor dejarla siempre de lado ...
Un besico Kelpye .
Pues desgraciadamente si, dejar la envidia de lado y las paersonas envidiosas también. un beso
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