jueves, 1 de abril de 2021

Encrucijada.


A veces los sentimientos se superan a sí mismos. Todo parece claro, pero no lo es.

Los sentimientos me ahogan, no me dejan tener la mente serena, tranquila, en paz. Se me vienen a la garganta y me hacen un nudo porque no puedo soltarlos, no puedo con ellos, no puedo gritar lo que siento y, eso me duele.

Hace muchísimos años que no sentía este dolor tan grande, este sin vivir, este desenfreno de idas y venidas, todo se revuelve dentro de mí, revolotean a mi alrededor, no los puedo parar, ni quiero ya.

El amor es correspondido, los amo y tengo amor para los dos, pero cuando estoy hablando con uno pienso en el otro y, cuando estoy en la cama con el otro pienso en el que me falta, lo imagino, pienso en cómo serán de nuevo sus caricias, como serán sus besos.

A ninguno quiero hacer daño y sé, que es inevitable que pase, o la que se hará daño seré yo. Lo sé, así será.

Feliz con mi alma gemela, él me dio su vida entera, me dio felicidad, su complicidad, sus logros los lleva compartiendo conmigo toda la vida y yo con el los míos. Sus preocupaciones, penas, dificultades y sin sabores, y con el yo los míos, nos queremos, nos cuidamos, nos protegemos, cada vez que me abraza y me besa lo sé, soy el amor de su vida, es mi compañero de vida, lo amo con locura, me revolotean las mariposas en el estómago cuando lo oigo entrar por la puerta a pesar de llevar juntos casi 27 años. Me da serenidad, tranquilidad, paz, me deja mi espacio, no me absorbe, no me cuestiona. Con el soy muy feliz. Lo quiero. Lo amo. Lo deseo como el primer día.

Pero después de 27 años, llegó a mí de nuevo mi primer amor, el viejo amor de mi vida, el que creo nunca dejé de querer saber de él, aunque hasta ahora no me di cuenta, cada vez que veía me removía todo por dentro, pensaba que era por el simple hecho de verlo, de emoción por verlo aunque fuese de lejos y no habláramos nada pero no, era un cariño que estaba callado, aletargado y, ahora que hablamos de nuevo todo volvió a como estaba antes, lo quiero, me desespero cuando no me habla, cuando no puedo hablar con él. Cuando me cuenta de su mujer siento celos y, no debería, no debo, no quiero, pero no lo puedo evitar, los siento, los quiero controlar y a veces no puedo, como si él fuera algo mío y no lo es. 

Todavía no nos hemos visto, hace muchos años que no lo veo pero lo siento como algo mío, como el amor profundo que es para mí. Me angustia sentir tanto y no podernos ver a ver qué pasa con nosotros, ver que siento estando con él, cuando me abrace, cuando me bese. Sé que sentiré, pero quiero saber mas… necesito saber. Me ha devuelto a la vida, me ha inundado de emoción mis días, me ha hecho volver a tener 16 años de nuevo, a volver a encariñarme de el, a sentir lo que ya creía que no volvería a sentir, esa magia, ese cosquilleo, ese deseo por lo prohibido, ese todo. Me duele cuando hablamos del pasado, hay tanto dolor, tantas mentiras, tanto sufrir, tanto de todo. Quiero olvidarlo y dejarlo atrás, superar el dolor que siento cuando pienso en el daño que le hice al dejarlo, superarlo y que no me duela más, pero fui tan cruel, lo dañé tanto, fue culpa mía y así lo siento, así sé que es.

Estoy entre dos amores, los dos grandes amores de mi vida, a ninguno quiero lastimar y a los dos los quiero de verdad. Me asusta pensar que pasará con nosotros. Tampoco quiero pensar demasiado y vivir el momento tal y como viene.

Pero este acercamiento al hablar con mi primer amor me tiene trastocada, todo pasa por algo, qué me quiere decir la vida, qué lección me quiere dar el destino, qué tengo que aprender de ésto. Qué me va a pasar, qué nuevo capítulo tengo que poner en orden. No lo entiendo, será como dice la canción del Antolín… no lo sé, todo ésto me asusta, me tiene intranquila, me tiene en guardia. Todo tiene un por qué, todo pasa por algo y no sé por qué será.