lunes, 11 de mayo de 2015

DESDE EL CAMINO

         No hay nada como escribir desde la tranquilidad que da el campo, aunque la distracción de la naturaleza es mucha, se oyen los pájaros cantar, la brisa sonando en los pinos y los insectos revoloteando. Pero bueno, aquí estoy, deseosa de que fluyan las ideas y de que se suelte la mente para relatar el propósito de hoy, no hay nada peor que cuando quiero escribir y luego no me salen las ideas, me siento frustrada. Pero bueno, ya fluirán.
         La primavera lo da todo verde, todo en su mejor momento y todo bueno o lo mejor de las cosas, pero al llegar el buen tiempo siempre me da bajón, el calor me adormece y me deja sin energía, hay personas que les pasa todo lo contrario, pero así es la cosa, nadie es igual a nadie.
El sol se pone detrás del cerro, son las 8 de la tarde y aunque falta para la noche bastante tiempo, aquí ya ha llegado la sombra, ha bajado el calor y se está de maravilla.
Imposible concentrarse sin alzar la vista y ver el caer de la tarde y la puesta de sol, propósito incumplido pero satisfecha de disfrutar de lo maravilloso del paisaje y la tranquilidad del campo.